Algunos gatos son especialmente afables y responderán en seguida cuando se les llame por el nombre que les pusimos. A otros no les resulta tan fácil. Si tu gato no responde al llamado, hay que practicar repitiendo el nombre en todas las ocasiones agradables: cuando les vamos a dar de comer, cuando los cepillemos, cuando los acariciemos... Y después de algunas repeticiones, vas a ver cómo sí responden...
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