El primer gato... es un poco como el primer hijo. Como hay tantas cosas que nos parece que no sabemos en cómo relacionarnos con él, nos cuesta un poco... No lo disfrutamos tanto, al principio. Hay que tener en cuenta que, mientras que para el perro, hay que establecer un vínculo en el que el humano viene a ser el líder, el ¨macho alfa¨ tiene que ser alguno de nosotros los integrantes de la familia que vamos a convivir con él, en cambio con el gato el vínculo no es de ese tipo sino que uno de nosotros de la familia va a ser quien mande desde el afecto, ¨la madre¨. Basándose en esa confianza, desde ese afecto que le vamos a mostrar hablándole con un tono cariñoso y repitiéndole algunas cosas como por ejemplo poniéndolo en la cajita de arena para que conozca dónde va a ser su baño, el gato que al principio va a estar dudoso, pronto aprende las normas de convivencia básicas.
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