Existen muy diversas y muy curiosas leyendas sobre los gatos.
Para la cultura celta, los ojos del gato eran un portal hacia el reino de las hadas.
Entre los machica, pueblo predecesor de los incas, el gato era considerado que albergaba
el espíritu de un antepasado perteneciente a una raza extraterrena.
Una leyenda oriental cuenta que el gato había siempre sido el encargado de vigilar las ánforas de oro en los templos, y que fue por eso que a fuerza de tanto mirar las ánforas, porque ponía mucho celo en cumplir muy bien su misión, sus ojos se hicieron estrábicos, y la cola le quedó torneada por sujetar las asas de las ánforas.