Un gato se porta siempre como si fuera el dueño absoluto de la llave de la sabiduría, como si no tuviera la más mínima duda de conocer los más insondables misterios de la naturaleza profunda. No sabemos si esto es así de verdad, diría nuestra ciencia... pero, a los efectos del repentismo y la felicidad de la vida del gato, es así. A qué cuestionarse tanto ? Él hace lo suyo...
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