Soñé que iba de gato.
De gato sin guantes
sin botas
sin antifaz.
Iba tan rápido y liviano
que las huellas apenas dibujaban
las garritas y las almohadillas
en el cielo de las pesadillas
mientras a lo lejos un perro orejudo
le ladraba a la luna
y yo aprovechaba su distracción
para enviarte
un poema sin permiso
con muy poco arte
pero lleno de secreto y de cariño
que de eso, puedo enseñarte.
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