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domingo, 12 de mayo de 2013

Voy caminando





Voy caminando...
entonces doy un paso...
y el otro...
y solamente voy caminando...
y el universo sale a mi encuentro
en el camino
y mis ángeles gatos
van caminando conmigo
desentrañando las tinieblas...

miércoles, 19 de diciembre de 2012

ESTRELLA






Era una nena que quería una estrella para Navidad.

  - Pero mi Reina de Saba, ¿cómo una estrella? – dijo la mamá – ¿Una estrella para el arbolito? ¿Una torta en forma de estrella? ¿Una muñeca con una estrella en el pelo?

-         - A ver si se deciden rápido que luego Papá Noel se gasta el aguinaldo – dijo el papá.

Pero la niña no quería estrella para arbolito navideño, ni pasteles, ni muñecos. Quería una estrella de verdad, de las que brillan, para alumbrar su cuarto.

-         - Que de noche me asusto. Que está oscuro y no veo ni mis sueños – dijo la chiquita.
Hay que reconocer que los papá noeles, las madres, y los padres, hacen en estas fechas en general un gran esfuerzo para que los chiquilines la pasen bien. Pero esta familia, estaba desconcertada.
-- Mejor le pedimos un lindo par de zapatillas con muchas estrellas – aportó con tono práctico la hermana.Ninguna posible solución parecía muy convincente. Como suele ocurrir, cada posible solución traía aparejados varios problemas. Era peor cada cosa que se les ocurría. Nada igualaba (ni se acercaba) a tan inalcanzable pedido…

Y así pasaban los días y a pesar de que la nena veía en su casa las caras largas, en su corazón tenía la certeza que esta vez su solicitud se iba a manifestar en la palpable realidad.

La fecha se acercaba. La gente ponía decoraciones navideñas. Había que andar en la calle con sumo cuidado, porque todos manejaban como locos. Algunos cantaban villancicos.

Justo el 24, se vino una gran tormenta gran. El cielo amoratado. Plomo. Oscuridad. Vientos huracanados.
La niña se durmió con una sonrisa, abrazada al osito de peluche.

Y a las 6 de la mañana, abrió los ojos de golpe, sobresaltada. ¿Ese ruido qué era?

¡Un monstruo en la ventana!

Miró mejor.

No, no era monstruo.

Era una bola de pelo mojado. Blanco. Con dibujos gris plateado. Y en el lomo, si mirabas con cuidado, se esbozaba una estrella.

-         - ¡Acompáñame! – dijo bajito la niña.

-         - Acompáñame – maulló en su idioma la gata.

Y las dos, niña y gata, se abrazaron en un abrazo calentito y sanador. Los sueños, aunque los adultos nunca lo terminamos de aprender, se cumplen. (Sobretodo en Navidad.)



Este cuento de Navidad lo escribí para el Reto navideño del blog ACOMPAÑAME
Espero les haya gustado * mef *

sábado, 2 de octubre de 2010

traspasando el umbral



Los que hasta aquí han llegao
han quedao estupefactos
pues no se habían percatao
cuánta sana insanidad
cuánto aprender te da el gato
:)

lunes, 5 de julio de 2010

Otro sí digo



Gato de las azoteas

de los balcones agrietados

de las carreras locas

por la calle angosta

el callejón gris

y el pino viejo...

No vayas a contarles

que tiré una moneda

a la improvisada fontana di trevi

anhelando un otro sí digo

una enmienda para el alma

que solo quiere un mimo hoy -

es entre tú y yo...

Total si en un rato

volverá la también real

vida cotidiana

de contornos suaves y lisos

de sonrisa fácil...

Shhh...

sábado, 27 de marzo de 2010

Historia mínima


Llegabas y tu gato en la ventana esbozaba una sonrisa que no puede, pero sus ojos sí...

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Síntomas y Signos


Las comas tienen ese no sé qué,
son esperanzadoras.
Ni qué hablar de los puntos suspensivos...
Esos sí que dan para hacerse ilusiones
aunque a veces también pueden dar lugar
a malas interpretaciones
de lo que una quiso decir.
El punto final
ni usarlo
es tan... definitivo...
Qué problema con las puntuaciones
caramba
cuando solamente quiero decirte
Ch
Te quier much
Gatito a t
Oops se terminó la tinta
O había moros en la cost
y hubo q sal corriend ?

lunes, 16 de noviembre de 2009

Mini mini mou


Yo no veo
yo no oigo
yo no digo, no.
Vaya a ser que
te involucren
en algún bajón.
Compañeros no se olviden
de autoanalizar
actitudes tan chiquitas
de comodidad.
Que lo fácil
no te gane
no te compren
no te paguen
tu silencio
con caramelitos de miel
con bombones de licor
con sardinas al vapor...
Que vale mucho más
tu cariño
tu camino tuyo
que tu confort.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Cuando vuelva


Voy a traerte amor
algún día
cuando vuelva.
Al horno
va a haber
pastelitos de manzana y canela.
En el plato, queso y dulce.
En los oídos música de álamos.
Y nos vamos a trepar a todos los árboles
y nos vamos a reír de todos los perros
y vamos a jugar a todos los juegos
como siempre.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Inconsciente mente


Cuando son chiquitos,
juegan todo el tiempo,
hay que vigilarlos bastante,
dolor de cabeza para la madre,
tierno dolor de cabeza eso sí,
porque todo reclaman, todo exploran, todo prueban,
son unos inconscientes encantadores.
Cuando crecen,
lástima,
algunos se vuelven depredadores.
Ya no les importa tanto jugar.
Más bien se dedican a conseguir presas,
tanto para comer como para defenderse de otros,
para elevarse por encima de otros
vaya a saber con qué fines,
para tener su poder afianzado,
su territorio marcado,
su lugar superado,
en la quizás macabra cadena alimenticia.
También juegan otros juegos distintos
para tener
su descendencia asegurada
su ansiedad sosegada
su energía calmada
esa avidez saciada
la sexualidad sagrada.
Duermen mucho
y paradójicamente
siempre con un ojo abierto
no se les vaya a perder lo conseguido...
Aunque a veces
entrecierran un poco los ojos
y se preguntan...
Hay algo más...?
*
Cómo ?
Tú creías que yo hablaba del gato ?
Que graciosa confusión !
Es del bicho humano
que yo estaba hablando.
*
Espejo de tu vida
de tu solitaria y acompañada existencia.
*
Así es don señor gato
aunque le echemos culpas
de tantas fallas nuestras
él es, vive, perdura,
escrutando el universo
a su sigilosa manera
siempre listo a brindar su cariño
más allá de razonamientos mente catos
de esos otros que no somos gatos...

miércoles, 7 de octubre de 2009

No vayas a creer


No vayas a creer que ayer lloraba...
No era eso.
Era que una pestaña se me había clavado empecinadamente
en el bordecito del ojo.
Pero, igual,
gracias por acomodarte sobre mis rodillas
y mirarme bizqueando un poco.
Mirabas lindo...
Se sintió bien...