A los gatos les encanta el sol, el fuego, una estufa, cualquier elemento que dé calor. Son capaces de estar mucho rato al sol, y muy cerca del fuego, y no les incomoda.
A pesar de esto, la noche, la luna, el aire libre, son sus compañeros naturales.
Fieles exponentes del equilibrio inestable de la dualidad.
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