Baila tu canto, canta tu música, esa que te hace levantar cada día, esa que te silba secretos al oído cada tarde, esa que cada noche te hace seguir rindiendo otro ratito más antes de irte a acostar cansado. Tu música personal, tu esencia personal, se escucha siempre si se aprende a estar receptivo a pesar de las dualidades de lo cotidiano, tanto en verano, en invierno, abajo de la lluvia o al acercarse la Navidad.
domingo, 11 de diciembre de 2011
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