El secreto del gato es ser lo suficientemente enigmático como para que no le perturbes su libertad, y lo suficientemente amable como para que le permitas compartir tu casa o tu jardín. Te da y te esconde, todo el tiempo, te sigue y te deja, te respeta y te exige a ti también respeto. Hay que ser un poco filósofo para llevarse la primera vez bien con un gato. Después que los conocemos un poco, ya el amor fluye y no se precisa entender mucho más.
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