Hay gatis díscolos que se suben arriba del árbol y luego te cuesta un montón bajarlos.
Hay gatos amables que están pendientes de cada uno de tus pasos; te cuidan.
Los díscolos se pueden convertir en los amables si se espera el suficiente tiempo y se les da mucho cariño.
Es cuestión de ponerlo en práctica.
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