Se dice que a mediados del siglo XVII existía un templo en Tokio que estaba pasando por un momento de serios problemas económicos. El monje encargado del templo, a pesar de la pobreza, compartía con su gato Tama toda la escasa comida que podía conseguir. Un día, un hombre de gran fortuna fue sorprendido por una tormenta y se refugió abajo de un árbol alto que estaba cerca del templo. Mientras esperaba a ver si la tormenta amainaba, notó que un gato le hacía señas como para que se acercara a la puerta del templo. Muy sorprendido, fue, a ver semejante curiosidad: un gato que le hacía señas...
Tengo unas cosas que atender con cierto apuro... Continuará...
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